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10 Este pueblo canalla que se niega a escuchar mis palabras, que sigue la maldad de su mente retorcida, que va tras dioses extraños dándoles culto y adorándolos, acabará como este cinturón que no sirve para nada. 11 Pues lo mismo que el cinturón se ajusta a la cintura del hombre, así hice yo que Israel y Judá se ajustaran a mí —oráculo del Señor—, de modo que fueran mi pueblo y mi renombre, mi gloria y mi honor. Pero no me escucharon.

Las cántaras de vino

12 Les dirás estas palabras:

— Así dice el Señor, Dios de Israel: Las cántaras se llenan de vino.

Te contestarán:

— ¿Te crees que no sabemos que las cántaras se llenan de vino?

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